martes, 21 de junio de 2016

PARÁBOLA DEL FARISEO Y EL PUBLICANO


A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban
 a los otros, dijo también esta parábola:
Dos hombres subieron al templo a orar:  uno era fariseo, y el otro publicano.
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera:  Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano;
ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano.
Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo:  Dios, sé propicio a mí, pecador.

SALMOS


Porque Jehová es bueno; para siempre su misericordia, 
Y su verdad por todas las generaciones.

Salmos 100:5